Catedral de Segovia


1472-1477. Juan Guas levanta “ La Claustra” de la  Catedral de Santa María.
1484. Isabel la Católica sufraga la portada de la Claustra
1520. El Cabildo se traslada a la Iglesia de San Andrés.
1523. Carlos V escribe al Obispo de Segovia –Diego de Ribera- para que cambie la ubicación de la antigua Catedral al Convento de santa Clara.
1524. Se firma el contrato con Juan Gil de Hontañón para la realización de “ las trazas” y construcción de la nueva Catedral.

Miércoles 24 de Mayo de 1525 – víspera de la Ascensión-

El Obispo D. Diego de Ribera tomó un azadón y dio tres azadonadas para principio de los cimientos,…. Y el Jueves de Pentecostés, después de misa puso la primera piedra y debajo de ella colocó una medalla de plata con las armas

PLANTA DE LA CATEDRAL
 
FASES DE SU CONSTRUCCIÓN:

         1525-1529. Traslado y levantamiento de la Claustra de Juan Guas
         1525-1532. Portada occidental –Puerta del Perdón-.
         1530-1568. Torre.
         1532-1542. Nave mayor del cuerpo de la Iglesia
         1544-1549. Vidrieras
         1563-1671. Ábside
         1607-1632. Puertas de San Geroteo y San Frutos
         1660-1685. Crucero. Cúpula,..

DIRIGIERON LA OBRA:

Juan Gil de Hontañón –hizo las trazas-. Juan Campero –trasladó el Claustro desde la antigua Catedral. Juan Rodríguez –fabriquero-. Rodrigo Gil de Hontañón –continuó la obra de su padre. García Cubillas, Pedro de la Torre, Pedro Brizuela, Francisco de Viadero,..

ROMANCE A LA CATEDRAL DE SEGOVIA


Contarles quiero señores
una historia original,
cómo nació en Segovia
su espléndida Catedral
“dama de las catedrales,
orgullo de la ciudad” .

Allá por el siglo XII
en Segovia había ya,
ubicada ante el Alcázar,
una antigua Catedral
que con el séptimo Alfonso
se comenzó a edificar;
de nombre Santa María,
románica y singular,
a la cual los segovianos
solíanse encomendar.

Siglo dieciséis llegado,
años veinte al despuntar,
Comuneros castellanos
se negaron a entregar
al rey Carlos los impuestos
para hacerse coronar.
Juan Padilla, en Toledo
no paraba de instigar,
Maldonado en Salamanca
tampoco quedaba atrás,
y el segoviano Juan Bravo
también les iba a la par.
Eran jefes comuneros,
no se querían subyugar
ante flamencos llegados
con el Rey a gobernar.
Así comenzó una guerra,
guerra de armas tomar.

Realistas y comuneros
empiezan a guerrear,
toman unos el Álcázar
los otros la Catedral
y hacen desde las torres
sus pendones ondear.
Además de los insultos,
espadas hacen brillar,
y al tronar de los cañones
flechas vienen, flechas van.
Asaltos con gran denuedo
cada día abundan más,
queman, rompen y saquean,
no contentos con matar.


Acaba, por fin, la guerra
cuando logran apresar
a los jefes Comuneros
en campos de Villalar
ya que perdieron la guerra
ante el ejército Real.


En patíbulo un verdugo
sus cabezas hizo rodar.
El Rey mandó otro tanto
a quien osara protestar.


Roto quedó el Alcázar,
aún peor la Catedral,
pues, además de sus muros,
maltrataron el lugar,
ya que el recinto sagrado
no quisieron respetar
y sirvió como fortaleza
en lugar de para orar.



El Cabildo, muy prudente,
se apresuró en trasladar
a la Iglesia San Andrés
los iconos sin quemar,
y al Convento Santa Clara,
muy cercano a este lugar,
marcharon los feligreses
a rezar y a comulgar.


Presto el Rey Carlos V
dio orden de distanciar
la Catedral del Alcázar
ya para siempre jamás.
Y ordenó se construyese
en el concreto lugar
donde estaba el Convento
una nueva Catedral,
prometiendo dar dinero
de la suya arca Real.


Como el dinero no llega,
el Cabildo inquieto está
y a la par con el Obispo
se deciden a encargar
al arquitecto Hontañón
las trazas de edificar,
para levantar sobre ellas
una nueva Catedral.


Confían en los segovianos,
saben que ayudarán
mientras respondan sus fuerzas
y en su bolsa haya un real.





Y en el año veinticinco,
del siglo que en curso está,
ponen la primera piedra
y empiezan a levantar
los pilares y las paredes
en los que poder incrustar
vidrieras y rosetones
por donde la luz pueda entrar;
y se hacen grandes arcos,
arcos de tipo ojival,
que permitan con firmeza
las bóvedas aguantar.

Y ponen los arbotantes
para bien acomodar
los abundantes pináculos
que parecen desafiar
al sol y las estrellas
que no paran de mirar.
Por dentro las capillas
se empiezan a trabajar,
pues gremios con ahínco
no dudan en costear.

Diseñadas dos torres,
hacen una nada más,
pues al faltar el dinero
se queda sin hermanar.

Esta es la historia señores
De la nueva catedral
Que por unos y por otros
Se hubo de reubicar.

Si ustedes no lo creen,
cosa que puede pasar,
entren en su interior
y allí podrán admirar
muchos restos de la antigua